sábado, 24 de abril de 2010

Keily conoce a Nubecita-Capitulo 8

Nubecita era el Pegaso de Keily, así lo había llamado ella, todavía no lo tenía en casa, pues hasta que lo pudiera tener en su poder, la señora Roberta debía hacer un papeleo y entregárselo una semana más tarde... La semana paso volando. Y el lunes, muy puntual, la señora Roberta llamo a la puerta de Keily a las 8:00 de la mañana, cuando Keily aun dormía. Lumina la despertó.
-¡Keily, Keily, la señora Roberta Flor de Lis! ¡Esta llamando a la puerta, vamos, levanta, viene con Nubecita!
Cuando Keily oyó la palabra "Nubecita" se levanto de un salto, Lumina fue a abrir a la señora Roberta mientras Keily se vestía y se aseaba, bajo y en la puerta, vio al ser mas maravilloso del mundo. Era precioso, un Pegaso como ninguno. Perfecto, hasta parecía que sonreía. La señora Roberta estaba encantada.
-Me alegro de que lo hayas adoptado, has tenido suerte de llegar antes de que otra persona lo acogiera.
Keily sonrió y pensó en un lugar donde el Pegaso podría vivir... "Será una criatura libre, nada de tenerlo en casa, quizá podría vivir alrededor de la casa, pero... Es un ser vivo, querrá explorar..."
-Keily -dijo por ultimo la señora Robelta, entregándole una especie de silbato-, cuando pierdas a tu Pegaso, llama lo con este silbato, emite un sonido que solo pueden oír los Pegasos, el acudirá a ti.
-Esta bien, ¡Y gracias, señora Roberta! -dijo Keily despidiendo se.
Se monto sobre Nubecita y, queriendo probar por primera vez a su corcel, gritó:
-¡VUELA, NUBE!
El caballo alado salió volando, era muy rápido, Lumina no podía alcanzarlo.
-¡So, so! -gritaba Keily-, ¡Abajo pequeño, abajo Nubecita! ¡Sooo!
Keily no sabia que hacer, Nube volaba en todas las direcciones, Lumina hizo un hechizo "Haz que pare, haz que pare ya, todo lo que en este momento se mueva, que baje a la tierra y pare de volar" En ese momento, Nubecita bajo como por arte de magia (y así era) a tierra. Keily suspiro aliviada.
-Gracias, Lumina.
-De nada -dijo ella-, pero tendrás que adiestrarlo.
-Si, si... -dijo acariciando a Nubecita, que se lo agradeció con un sonoro relincho.

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