sábado, 24 de abril de 2010

Un portal hacia el Reino de las Rosas Rosadas-Capitulo6

Keily estaba ansiosa por abrir el armario, hacia mucho que no lo abría (tenia toda la ropa tirada por los rincones de su cuarto) y también quería ver que sorpresa le esperaba dentro. Se levanto y con mucho cuidado, abrió su desordenado armario, para su sorpresa, dentro no había nada, todo el desorden que había hace días, había desaparecido, el armario estaba vació. Pasaron unos segundos en los que Keily no tenia palabras, pero la sorpresa vino después... Del armario salio una luz cegadora que invadió toda la habitación.
-¡Vamos, Keily! -la animaba Lumina-, mete te dentro del armario, yo te seguiré ¡Tranquila, no te pasara nada!
Keily, con un hilito de voz dijo...
-Si...
Se adentro en el armario y desapareció, Lumina (como le había prometido) la siguió, El viaje fue largo. Durante unos momentos Lumina se encontraba sobre volando un valle preciosa, un precioso mar, montes altos, gaviotas volando a su alrededor, olores y sonidos agradables... A lo lejos, diviso un pequeño pueblo con un aire acogedor y perfecto para vivir. Keily estaba adormecida, como si todo fuera un sueño. No se podía creer lo que veía, estaba inconsciente. Lumina intentaba despertarla.
-Vamos Keily, despierta, vamos...
Keily a duras penas podía hablar.
-Lu-lumina ¿Donde estamos? N-no se... que, que ha pasado...
-Tranquila, cariño -dijo Lumina besándole en la frente- estamos sobre volando el reino de las Rosas Rosadas... En seguida llegaremos a Roseville...
Lumina durmió sobre las nubes hasta que llegaron a Roseville, un pueblo tranquilo y perfecto, donde convivian hadas y humanos, brujas y magos del mismo aspecto que los humanos e igual de buenos, dragones y caballos halados. Todo era perfecto allí, las casas de piedra eran acogedoras y grandes, tenían jardines con invernaderos, también había casitas pequeñas, una escuela, y por el cielo volaban caballos alados a los que llamaban Pegasos (Pegasus Unicornius) Keily estaba tumbada en el suelo, al aterrizar se habia caido sobre el suelo de piedra de la plaza principal. Se levanto y se sacudió la falda. Miro a su alrededor ¿Donde se encontraba? "Que pueblo mas bonito" se dijo. Y miro al cielo, se sorprendio al ver, los pegasos y dragones que volaban en el cielo transportando a personas de un lugar a otro. A su lado, estaba Lumina.
-¡Eh, Keily! ¡Estamos en el reino de las Rosas Rosadas, en Roseville!
-¿Q-que? ¿Asi que este lugar existe?
-¿Creias que no?
-Bu-bueno -se corrigio Keily-, no del todo. Parecia mentira que existiera un lugar asi.
-En fin... -suspiro Lumina-, antes de encontrar una casa para ti y presentarte a todos los ciudadanos, debemos conseguir un Pegaso o Dragon como mascota.
-¿Que?
-En este pueblo, como medio de transporte, no utilizamos coches, si no criaturas magicas con alas, que son mas rapidas y no contaminan, como Dragones y Pegasos. Tu eliges, los Dragones tienen poderes destructivos, son valientes y fieles, suelen ser buenos para luchar y los Pegasos son seres bellos culla personalidad es calida y dulce, son criaturas maravillosas.
-Um... -penso Keily-, creo que Pegaso.
-¡Bien! ¡Entonces, vayamos en seguida a la tienda de Roberta Flor de Lis.
-¿Quien es? -pregunto Keily desconcertada.
-Es la señora que cuida a los Dragones y Pegasos, cada vez que llega alguien nuevo al pueblo, ella se encarga de que tenga en seguida un Dragon o un Pegaso ¡Son imprescindibles! Así de paso conoceras a una ciudadana.
Keily seguia a Lumina contenta, el pueblo era hermoso, con callejuelas, calles, plazas... La naturaleza abundaba en el, en todas las casas habia un jardin, o por lo menos, una flor. Y sobre todo rosas, muchas rosas... Era extraño, el pueblo se llama Roseville... Algunos niñas cruzaron la calle corriendo y ni se percataron de la existencia de Keily. Se sintio mal, ¿Haria amigos en el pueblo? Despues de que Keily le diera mil vueltas a su cabeza, llegaron a la tienda de la señora Roberta F.D.L
Era como una tiendita de caramelos viendola desde fuera, era pequeña y de muchos colores, en un expositor habia correas y sillas como las de montar a caballo. Entraron, de una puertecita, salio una mujercita vieja, pero muy delgada, con un rostro limpio, y el pelo recogido en un moño blanco.
-¿En que les puedo ayudar, señoritas? -dijo.
-¡Oh, hola! -exclamo Lumina- señora Roberta, hoy traigo a una nueva ciudadana, se llama Keily, viene de... Otro reino. Queremos un bonito Pegaso para ella.
-¡Oh estupendo, acaban de traer unos Pegasos preciosos! En especial uno... Um... Es de tonos lilas, es precioso... No se donde lo abran encontrado... Pero es un ejemplar maravilloso.
Keily sonrio. La mujer le indico la puertecita, entraron, habia unos establos, como los de caballos, solo que dentro estaban los Pegasos, mas lejos, se veian grandes y terrorificos Dragones. Keily se estremecio al ver un Dragon negro con unos ojos rojos grandes y amenazadores. Miro a los Pegasos uno a uno, casi todos eran blancos, algunos negros, pero de repente ¡Un Pegaso lila relincho! Era precioso, brillaba y en sus ojos se veia el arcoiris... "¡Quiero ese!" dijo en seguida Keily señalando al bonito Pegaso. Ya se lo imaginaba volando entre las nubes...


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