La niña huérfana que decía llamarse Lila era un poco extra vagante, después de ducharse, sin embargo. Tenia un aire mas familiar, el pelo se le había alisado un poco, y parecía mas rojo que antes. Keily le dejo su ropa y entonces, no se noto que era huérfana. Entraron en el cuarto de Keily. Donde había dos camas.
-Tu dormirás en esa -le dijo Keily señalando una cama.
-¿No prefieres que duerma en otra habitación?
-No, no me importa. Además, aun no he tenido tiempo de conocerte ¿Cuantos años tienes?
-Doce.
-Ah, yo acabo de cumplir trece.
Se sentaron y charlaron tranquila mente.
-Mi historia es bastante trágica -seguía contando-, una familia me mantuvo hasta que me hice lo suficiente mayor como para valerme de mi sola. Así que, tome como trabajo ser vendedora ambulante.
-Pues si que es trágica... ¿Posees algún poder?
-Si, si.
-¿Y no puedes hacer con el comida?
-No, yo... No se como.
-¿Entonces, como sabes que tienes poderes?
-Solo se volar, nada mas.
-Ah, ¿Quieres que seamos amigas?
-Si, amigas para siempre.
Y así, sin hacer ningún pacto, ni si quiera hablarlo, se hicieron inseparables, solo fue cuestión de días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario