La tarde paso tranquila, Keily estudio mucho y Lumina la miro. Hasta que... Sonó la puerta "¿Quien sera?" pensó Keily. Bajo y abrió, una niña bastante sucia, con el pelo anaranjado y muy revuelto, la saludaba.
-Buenos días -le dijo.
-Hola... Perdona pero... ¿Quien eres? -le pregunto Keily.
-¡Oh! Me presento, soy Lila, soy... Huérfana.
-¿Huérfana?
-Si, cuando nací me abandonaron, así que, desde muy pequeña, voy de pueblo en pueblo intentando ganarme la vida vendiendo baratijas. -la niña saco de una gran bolsa que llevaba consigo jarrones, pulseras, collares, sortijas, platos muy raros, pinzas para el pelo... -¿Te interesaría algo?
-Pues... -Keily miro todos los objetos uno a uno-, la verdad es que no necesito ninguna de estas cosas, pero, pasa, te preparare un te.
-Hace días que no como.
-En ese caso, te pondré unas galletas.
-Oh, muchísimas gracias.
Se sentaron en la cocina y Keily saco unas galletas caseras y un vaso de leche.
-Y... ¿Nadie te ha dado hogar?
-No, ¿Quien querría dar hogar a una huérfana sucia como yo?
-No digas eso... Yo... Bueno, mi casa es bastante grande... Igual... Podría dejarte que te quedaras aquí una temporada. Además, tienes que darte un buen baño.
-No digas eso... Yo... Bueno, mi casa es bastante grande... Igual... Podría dejarte que te quedaras aquí una temporada. Además, tienes que darte un buen baño.
-Si, es verdad... ¡Muchísimas gracias!
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