lunes, 3 de mayo de 2010

Dulces tentaciones-Capitulo23

Era sábado, la semana había pasado muy normal, las clases no eran tan "mágicas" y Keily estaba estudiando en su habitación. Entonces, una piedrecilla golpeo su ventana, era Sam, se vistió y se peino.
-Hola -la saludo- te invito a unas rosquillas, mi madre las ha hecho para ti.
-¿Para mi?
-Si, para agradecerte que la curaras.
-Oh, no hacia falta...
Sam le paso el brazo por un hombro, y, juntos, se fueron a la tienda de Las Delicias. La señora Marta invito a Keily a sentarse y le sirvió una bandeja con humeántes rosquillas recién hechas.
-Muchísimas gracias, señora Flowerpot -y, tras probar una, añadió-, ¡Deliciosas!
-Claro, por eso esta tienda se llama, pastelería de Las Delicias.
-Debe de llevar muchos años en esta tienda, ¿Cierto?
-Oh, si, pero la idea fue del padre de Sam, que era y sigue siendo un goloso.
Keily rió. En seguida se las zampo y por fin ella y Sam pudieron salir.
-Que día tan precioso hace, ¿Verdad? -pregunto Sam.
-Y que lo digas -dijo Keily.
-¿Que vas ha hacer tu? ¿Quieres venir a dar un paseo?
-No puedo, tengo que estudiar. Pero por la tarde los chicos de la Banda van a ir a la biblioteca y me han invitado, me han dicho que era para buscar algo de una clave secreta...
-Ah, bueno, pues nos vemos por la tarde -se despidio Sam, y entro en la tienda de sus padres.
Keily tambien se despidio y, caminando hacia su casa, se tropezo, miro atrás, había un libro viejo. Era gordo y pesado, Keily lo cogio.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario