domingo, 2 de mayo de 2010

¡DESPIERTA!-Capitulo 22

Siguieron a Sam hasta llegar al pueblo, Sam, muy natural, se sentó en la plaza principal, y Keily junto a el, intento despertarlo. Parecia imposible, estaba ipnotizado, Keily decidio esperar, ¿Cuanto estaria, una hora, dos? El pobre parecia completamente ciego y sordo. Keily no aguantaba más, lo había intentado todo, incluso había bailado una danza ridicula delante de el para ver si así le prestaba un poco más de atencion. Pero ¡Que va! Estaba profundamente dormido, Keily se puso blanca, luego morada, luego verde y luego... Roja. Pero esta vez por la furia, exploto.
-¡DESPIERTA! -chilló.
Entonces, Sam, parpadeo un poco y, al verla tan enfurecida, pregunto:
-¿Que pasa?
-¿QUE? -gritó de nuevo-, ¿COMO QUE QUÉ PASA? ¿QUE TE PASA A TI? ¡INUTIL, ESTUPIDO! ¿ES QUE NO ME VES? -entonces se dió cuenta, estaba hipnotizado, no la estaba ignorando a proposito-, Oh, oh, perdon, ¡Urghh! ¡Soy tonta! Mil perdones, es que... Bueno, es una larga historia.
Y le conto lo que habia pasado en el bosque.
-¡Vaya! -exclamo enfurecido-, ¡Asi que ese Enemigo quiere quitarte los poderes! ¡¡Se las vera conmigo, eso seguro!!
-No, no, Sam. No lo entiendes, es un antiguo enemigo, busca mis poderes desde hace siglos, no tiene rostro, es el mal, sin más. Y dice que con mis poderes podra dominar el mundo.
-Tu haces cosas maravillosas con tus poderes Keily, curaste a mi madre, hiciste esa fiesta de los hechizos tan divertidos y bonitos, sabes volar mejor que nadie, los animales te quieren y... ¡Hablando de eso! Vamos a ver a Christopher.
-¿A quien?
-A Christopher, así he llamado al gatito que encontre el otro día, mi madre dejo que viviera en el jardín y luego, para resguardarse del frio de la noche, duerme en mi cama y me da calor a mi también.
-Oh, como te envidio...
-¡Tranquila, hay toda una camada! E descubierto que una mamá gata tuvo a sus hijitos en mi jardín y, ahora, de vez en cuando, la casa se llena de pequeños gatos. Te puedo regalar uno pequeñito, si quieres.
-Oh, me encantaria...
-¡Pues vamos a mi casa y te lo doy ahora mismo!
Se encaminaron y llegaron, en jardin estaba vacio...
-Pero si no hay ninguno -dijo Keily decepcionada.
-Si, si, sigueme.
Se fueron a la parte trasera del jardin y allí, habia un monton de gatitos y su mamá.
-¡Que bonitos! ¿Puedo elegir?
-¡Claro!
Había uno atigrado, muy pequeño, que no paraba de maullar.

lo cogio entre sus manitas.
-Que mono... -dijo contenta-, ¡Me quedo con este, y lo llamare Tigre!
-Encantado de conocerte, Tigre, tienes una dueña muy especial -dijo Sam acariciando al pequeño gato.

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