Pasaron unos días desde el cumpleaños de Keily, ya era sábado, un sábado normal, tranquilo. Las abuelas del pueblo salían a comprar hilos para tejer bufandas para el invierno, las madres salían a comprar el pan o algunas lo hacían en su casa. Los padres se reunían en el pub para charlar y tomarse unas cervezas. Y los niños, juguetones y divertidos, estaban en la plaza jugando. Incluida Keily. Era un sábado de esos a los que Keily llamaría "perfecto". Lo fue hasta que un gran nubarrón cubrió el valle, y, en menos de un minuto,empezó a llover. Lo que paso es que, las abuelas fueron con sus hilos, corriendo a casa. Las madres que habían salido a comprar el pan decidieron hacerlo ellas, los hombres del pub también se fueron a sus casas y... Los niños, adivinad, seguían jugando bajo la lluvia, hasta que las madres empezaron a llamar. Que era lo que solía ocurrir los sábados. Keily corrió a casa. Se refugio en su habitación y, saco el libro antiguo que había encontrado de debajo de su cama. Lo abrió, y, pensando que las palabras estarían ilegibles como la ultima vez, se encontró con miles de notas escritas con tinta muy negra, casi húmeda.
-¿Quien habrá escrito aquí? No recuerdo haber sacado el libro de debajo de la cama.
Leyó algunas notas "Ve a los Bosques Altos, ¡Rápido! Para el bien de tu vida..." tenia miedo, alguien le estaba escribiendo y le decía que fuera rápidamente a los Bosques Altos, o si no moriría. ¿Que clase de broma era esa? La misteriosa persona que había escrito eso firmaba siempre igual, F.M, iniciales, nada mas ni nada menos. No conocía nadie con esas iniciales. ¿Que debía hacer? Una parte de su cerebro le decía que se escondiera en los Bosques Altos, y la otra le decía que se quedara en casa. Guardo el libro de nuevo, se puso sus botas, su gabardina y salio. Seguía lloviendo, y la lluvia parecía que iba a convertirse en tormenta. Pero algo la atraía hacia los Bosques Altos...
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