El pueblo estaba siendo asediado, magos y brujas luchaban contra las bestias, un hombre sentado en un caballo negro dirigía al ejercito de ratas gigantes, leones el triple de grandes e incluso arañas de cinco metros que expulsa van en todas direcciones un veneno morado. Keily se tapo la boca con una mano, asustada. Había llegado a la plaza, todos estaban luchando, incluso Sam, que hacia pequeños hechizos que no servían de nada.
Keily llamo la atención de todos, incluso el enemigo paro de luchar, de repente todos la miraban.
-¿Que queréis de este pueblo? -pregunto Keily al señor que estaba sentado en el caballo.
-No quiero nada de este pueblo repugnante, ¡Mi amo quiere El Poder del Equilibrio! ¡Y lo conseguiré!
-El Poder del Equilibrio no se encuentra aquí. -engaño Keily astutamente al Enemigo.
-¡Ja ja ja, cría ingenua! TU ERES EL PODER DEL EQUILIBRIO -grito orgulloso-, me parece increíble que no sientas vergüenza ¡Estas condenando a tu pueblo, he venido aquí por ti, no por nada de el pueblo, por tu culpa este pueblo sera destruido!
El ejercito entero se marcho, cada uno por un camino, algunos por los Bosques, otros por los acantilados...
Keily se arrodillo en el suelo, y empezó a llorar, desesperada... Gritaba furiosa.
-¡¡¡PORQUE A MI!!!
El pueblo entero la rodeo. Se levanto.
-Debo marcharme -dijo entre sollozos-, os estoy condenando, es cierto. Debo irme.
-No, no -dijo el alcalde muy decidido-, aquí estas segura, un par de asedios no nos harán nada. No dejaremos que te rapten, querida. Si te vas te cogerán en seguida. No puedes irte.
-¡Debo irme! -grito enfadada-, ¡Debo sacrificarme! ¡El Enemigo me raptara de todas formas!
Sam se acerco, pero Keily levanto una mano y, sacudió al pobre chico en el aire hasta dejarlo en el suelo, casi sangrando.
Sam se acerco, pero Keily levanto una mano y, sacudió al pobre chico en el aire hasta dejarlo en el suelo, casi sangrando.
-¡No os acerquéis! -grito Keily alejándose-, o si no os pasara lo que a Sam.
Lumina se acerco a Sam y, con rozarle un poco el brazo, le curo las heridas.
-Sam, ven conmigo, ven a casa.
-No quiero -dijo el triste-, la odio. Me ha hecho daño, esta loca.
-No digas eso, esta enfadada, si tu estuvieras en su lugar...
Al final, Lumina convenció a Sam para que fuera a hablar con Keily, entraron en la casa, Keily estaba en su habitación, tumbada en la cama, triste y enfadada.
-¡¡¡SAM!!! -grito furiosa en cuanto le vio-, ¿NO TE HE DADO UNA BUENA LECCIÓN, QUIERES MAS?
-No quiere hacerte daño -le tranquilizo Lumina a Keily-sabemos que tu situación es difícil. Pero Sam no tiene nada que ver, solo quiere hablar contigo. Os dejo solos.
Lumina salio de la habitación. Sam se acerco con cuidado, como si fuera una bestia con lo que iba a hablar.
-Tranquilo -le dijo Keily, fingiendo una sonrisa-, no te voy ha hacer nada.
-Vale. -dijo el sentándose junto a ella y abrazándola-, lo siento mucho...
-Te quiero Sam -le dijo Keily-, yo soy la que lo siente.
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