Ya era la tarde, hora de repartir las invitaciones por el pueblo, Keily se puso un poco elegante. Con un vestidito de felpa muy bonito, con colores azules celeste, morados violeta y rosas chicle combinados. Se puso sus zapatos de cuero y también un sombrero a flores. Quería causar buena impresión a sus vecinos, así que pidió a Lumina que la acompañara, por si acaso. Empezaron por la primera casa. La señora Roberta, la encargada de la tienda de Dragones y Pegasos vivía allí. Tocaron a la puerta.
-¿Quien es? -sonó la voz de la señora Roberta Flor de Lis.
-Buenas tardes, soy Keily.
La anciana señora abrió.
-Buenas tardes, ¿Que te trae por aquí?
-Mañana es mi cumpleaños, y me preguntaba si quería venir, aquí tiene la invitacion, sera en la plaza, una gran fiesta, os lo aseguro.
-Gracias, pasare por allí.
Se despidió y, llamo a la puerta de la siguiente casa, allí vivía Cliff, su hermana pequeña y sus padres.
-¿Quien es? -sonó también la voz de Cliff.
-¡Eh, Cliff! -exclamo esta vez Keily, menos educada, porque era su amigo-, ¡Soy Keily! ¡Abre!
-¿Que quiegues? -le pregunto su amigo.
-¿Que quiegues? -le pregunto su amigo.
-Venia a darte la invitacion de mi cumpleaños, es mañana, en la plaza.
-Igue -dijo-, si me dejan mis padges, les voy a pgeguntag, espega.
Después de un rato, volvió a la puerta.
-Dicen que podge ig, pego no podge quedagme hasta que tegmine, tengo tagueas.
-No importa, ¡Lo importante es que vengas! ¡Adiós!
También estuvo en la siguiente casa, y en la siguiente, y en la siguiente... Hasta que invito a todo el pueblo. Ya solo le faltaba una casa, la de Sam, la había dejado para lo ultimo porque quería quedarse un rato con el. Llamo a la puerta.
También estuvo en la siguiente casa, y en la siguiente, y en la siguiente... Hasta que invito a todo el pueblo. Ya solo le faltaba una casa, la de Sam, la había dejado para lo ultimo porque quería quedarse un rato con el. Llamo a la puerta.
-Pasa -le dijo Sam sin ni si quiera preguntar quien era.
Keily paso.
-Hola, Sam, quería invitarte a mi cumpleaños, también a tus padres, es mañana, en la plaza.
Sam llamo a su madre.
-Mama, ¿Podemos ir al cumpleaños de Keily? Es mañana, en la plaza.
-Si, yo puedo ir, tu padre también, en fin... Iremos todos. Muchas gracias por invitarnos, Keily -dijo la señora mirando a Keily.
-De nada, señora Marta.
-Si te parece bien -siguió la señora Flowerpot-, puedo hacer yo la tarta. Soy toda una experta, dirijo la pastelería del pueblo, haré pasteles y delicias para tu fiesta.
-¡Oh, no se moleste! No hace falta, cocinare algo...
-No, cariño. Te debo mucho, ¡Me salvaste la vida! Yo haré la tarta, pasteles, dulces...
-Muchísimas gracias.
Y así, Keily ya tenia mas o menos listo su cumpleaños, solo faltaba una cosa... De la que se ocupo el alcalde, porque Keily, cuando salia de la casa de los Flowerpot, se acordó de que no le había invitado. El alcalde tenia mujer y una hija. Se acerco a su casa, una casa grande, imponente, un poco oscura... Daba miedo, toco a la puerta. El alcalde abrió.
-Buenas tardes, Keily, creo que solo te he visto una vez, el día que llegaste ¿Que tal estas en tu casa? ¿Te gusta?
-Si, señor alcalde, es una casa maravillosa. Pero venia por otra cosa.
-Di me.
-Mañana es mi cumpleaños, le invito a usted y a su familia y... Me preguntaba si la plaza estaría libre por la tarde para celebrarlo allí. Y... decorar la plaza, si no le importa.
-¿Quieres hacer una fiesta grande, verdad? No hay problema, eres una nueva ciudadana, también podría ser una fiesta de bienvenida, aunque ya llevas bastante tiempo aquí.
-Si, es buena idea ¡Muchas gracias alcalde! Ahora mismo iré a decorar la plaza.
-No, no, tu no. Mandare a hombres para que lo hagan, vete a descansar, mañana sera un gran día para ti.
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